Este año hemos cambiado de ubicación, nos vamos a La vilueña, pueblo donde Mariano tiene sus raices. Así
que nos pusimos en marcha y a las 11 mas o menos estabamos todos en el
sitio de reunión, un buen lugar con bastante sombra para protegernos del
caluroso día.
La primera sorpresa fue el recibimiento con cartel incluido.
Para hacer boca y ganicas de comer, nos propuso Mariano subir a la ermita de San Juan. En media hora mas o menos ya estabamos alli no sin antes ir buscando alguna sombrica que nos ayudara llegar a nuestra meta.
He visto fotos anteriores y era un edificio que estaba practicamente en estado ruinoso y gracias al trabajo de alguna familia del pueblo luce restaurada. Es precisamente por San Juan cuando los vecinos suben en romería y celebran el dia con una fiesta por todo lo alto.
Después de la fotos de rigor volvimos a bajar a prepara la comida y dar cuenta de las viandas.
Un manguerazo fresquito después de la excursión, prepara el cuerpo para la comida.
Todo bueno y muy abundante, como siempre...
Para el café subimos al bar del pueblo tomando la terraza como nuestra a la sombra de los cedros
Mariano y Matilde nos enseñó su casa y su bodega ecologica y totalmente artesana donde mima sus sabrosos caldos.
Después nos acercamos a las viñas centenarias que con tanto cariño cuida.
La manzanilla silvestre fue otro de los regalos de la jornada.
También pudimos degustar las magníficas cerezas del lugar, siendo uno de los valores mas preciados del terreno.
Después nos fuimos volviendo para zaragoza habiendo disfrutado de un día generoso en sol, sombra y buena compañía.
Para hacer boca y ganicas de comer, nos propuso Mariano subir a la ermita de San Juan. En media hora mas o menos ya estabamos alli no sin antes ir buscando alguna sombrica que nos ayudara llegar a nuestra meta.
He visto fotos anteriores y era un edificio que estaba practicamente en estado ruinoso y gracias al trabajo de alguna familia del pueblo luce restaurada. Es precisamente por San Juan cuando los vecinos suben en romería y celebran el dia con una fiesta por todo lo alto.
Después de la fotos de rigor volvimos a bajar a prepara la comida y dar cuenta de las viandas.
Un manguerazo fresquito después de la excursión, prepara el cuerpo para la comida.
Todo bueno y muy abundante, como siempre...
Para el café subimos al bar del pueblo tomando la terraza como nuestra a la sombra de los cedros
Mariano y Matilde nos enseñó su casa y su bodega ecologica y totalmente artesana donde mima sus sabrosos caldos.
Después nos acercamos a las viñas centenarias que con tanto cariño cuida.
La manzanilla silvestre fue otro de los regalos de la jornada.
También pudimos degustar las magníficas cerezas del lugar, siendo uno de los valores mas preciados del terreno.
Después nos fuimos volviendo para zaragoza habiendo disfrutado de un día generoso en sol, sombra y buena compañía.
